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Viktor Frankl fue catedrático de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de Viena y Director de la Policlínica Neurológica Vienesa durante veinticinco años. Fundador de la logoterapia, fue profesor invitado en diversas universidades americanas de primer nivel, entre ellas Harvard y Stanford.

Durante la II Guerra Mundial, Viktor Frankl estuvo internado en Auschwitz, Dachau y otros campos de concentración nazis entre 1942 y 1945.

Frankl fue un prolífico autor de más de treinta libros que han sido traducidos a casi otros tantos idiomas. Entre ellos destaca “El hombre en busca de sentido”, en el que narra sus brutales experiencias en los campos de exterminio, a los que, a diferencia de sus familiares, consiguió sobrevivir.

Por el dramatismo de los hechos, la profundidad del relato y la carga existencial de sus reflexiones, “El hombre en busca de sentido” es una obra mayúscula indiscutible e imprescindible.

Primera parte: un psicólogo en un campo de concentración

Internamiento en el campo

  • Sólo solían sobrevivir aquellos prisioneros que perdían todos los escrúpulos. “Los mejores de entre nosotros no regresaron a casa”
  • Si un interno se fumaba sus propios cigarrillos evidenciaba un mal presagio: la pérdida de su voluntad de vivir y un abandono fatalista para “disfrutar” de los pequeños placeres en los últimos días de vida
  • “Ilusión del indulto”: infundada esperanza de salvación en el último minuto o, al menos, de que la historia terminaría bien
  • Dostoyevski define al hombre como “el ser que se acostumbra a todo”
  • Sólo había un modo de conseguir seguir vivo: aparentar capacidad de trabajo

La vida en el campo

  • Entorno que no reconocía la vida y la dignidad del hombre, le despojaba de la voluntad y lo reducía a “carne de exterminio”
  • Apatía generalizada que desembocaba en una especie de muerte emocional: represión de las reacciones normales, ausencia de emociones
  • No es el dolor físico lo que más hiere, sino la humillación y la indignación provocadas por la injusticia, por la cruda irracionalidad
  • Todos los esfuerzos se concentraban en una única tarea: conservar la propia vida. Carecía de cualquier valor aquello que no se relacionara directamente con la lucha inmediata por la supervivencia
  • Instinto de conservación en el lager: no llamar la atención
  • El afán por procurarse alimentos era el instinto primitivo dominante, alrededor del cual giraba el resto de la vida mental
  • En el campo de concentración aún era posible desarrollar una profunda vida espiritual. Los menos fornidos parecían soportar mejor la vida en el campo que los de constitución más robusta
  • El amor es la meta última y más alta la que puede aspirar el hombre. La salvación del hombre sólo es posible en el amor y a través del amor –> intensificación de la vida interior
  • El humor es otra de las armas del alma en su lucha por la supervivencia. El humor proporciona el distanciamiento necesario para sobreponerse a cualquier situación, aunque sea por un breve tiempo
  • Si en un supremo esfuerzo por conservar la dignidad humana, el prisionero no luchaba por mantener sus principios, terminaba por perder la conciencia de su individualidad y se consideraba a sí mismo una simple fracción de una enorme masa de gente: la existencia descendía a un nivel animal
  • El prisionero añoraba estar a solas consigo mismo y con sus pensamientos. Añoraba intimidad y soledad
  • Los hombres sólo contaban por su número de prisionero; se convertían en un número: estar vivo o muerto carecía de importancia, porque la vida de un número resulta completamente irrelevante
  • Los que permanecían en el campo y eran capaces de trabajar debían aguzar sus recursos para incrementar las menguadas posibilidades de supervivencia. No cabía ni un grano de sentimentalismo

La libertad interior

  • ¿Carece el hombre de la capacidad de decisión interior cuando las circunstancias externas anulan o limitan la libertad de elegir su comportamiento?
  • Las experiencias de la vida en un campo de concentración demuestran que el hombre mantiene su capacidad de elección. El hombre puede conservar un reducto de libertad espiritual, de independencia mental, incluso en aquellos crueles estados de tensión psíquica y de indigencia física
  • Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa, la última de las libertades humanas: la elección de la actitud personal a adoptar frente al destino para decidir su propio camino, la libertad interior
  • Cada prisionero se convertía en un determinado tipo de persona que era más el resultado de una decisión íntima que el producto de las férreas y tiránicas influencias recibidas en la vida del lager
  • Cada hombre, aun bajo unas condiciones tan trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién quiere ser (espiritual y mentalmente), porque incluso en esas circunstancias es capaz de conservar la dignidad de seguir sintiendo como un ser humano
  • Esta libertad interior es la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido

Una de las reflexiones más impactantes de Viktor Frankl queda reflejada en el siguiente pasaje:

La principal preocupación de los prisioneros se resumía en una pregunta: ¿sobreviviremos al campo de concentración? De no ser así, ¿para qué valdrían aquellos atroces y continuos sufrimientos? Sin embargo, a mí me angustiaba otra pregunta: ¿tienen algún sentido estos sufrimientos, estas muertes? Si carecieran de sentido, entonces tampoco lo tendría sobrevivir al internamiento. Una vida cuyo último y único sentido consistiera en salvarse o no, es decir, cuyo sentido dependiera del azar del sinnúmero de arbitrariedades que tejen la vida en un campo de concentración, no merecería la pena ser vivida.

El destino, un regalo

  • El talante con el que un hombre acepta su ineludible destino y todo el sufrimiento que lo acompaña, la forma en que carga con su cruz, le ofrece una singular oportunidad, incluso bajo las circunstancias más adversas, para dotar a su vida de un sentido más profundo. Aun en esas situaciones puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad
  • La libertad interior puede elevar al hombre muy por encima de su destino adverso

La existencia provisional

  • La responsabilidad profunda del estado de ánimo del prisionero dependía de sus decisiones libres y, en menor medida, de los factores psicopatológicos
  • Sensación de ausencia de vida, de cadáver viviente: “existencia provisional”
  • El hombre que se dejaba vencer interiormente ante la ausencia de metas futuras ocupaba y llenaba sus pensamientos de recuerdos, se refugiaba en el pasado para apaciguar los horrores del presente. Pero despojar al presente de su realidad entraña ciertos riesgos
  • Son las circunstancias excepcionalmente adversas o difíciles las que otorgan al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo
  • Cada prisionero podía convertir esa tremenda experiencia en una victoria, transformar su vida en un triunfo interior; o bien, desdeñando el reto, limitarse a vegetar
  • El prisionero que perdía la fe en su futuro estaba condenado
  • Cualquier intento por restablecer la fortaleza interior de los reclusos debe comenzar por acertar en proponerle una meta futura, un objetivo concreto que dé sentido a su vida: “el que tiene un por qué para vivir puede soportar cualquier cómo” (Nietzsche)

La pregunta por el sentido de la vida

  • Necesitamos un cambio radical en nuestra actitud frente a la vida. En realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros –> pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incesantemente
  • Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea
  • Ningún hombre ni ningún destino pueden compararse a otro hombre o a otro destino. Tampoco se repite ninguna situación, y cada una reclama una respuesta distinta
  • Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar ese sufrimiento
  • Los prisioneros habían superado la etapa, el debate ingenuo, de creer que el sentido de la vida consiste en alcanzar objetivos a través de la creación de algo valioso
  • Prisioneros que habían manifestado su intención de suicidarse porque ya no esperaban nada de la vida. La terapia consistía en hacerles comprender que la vida sí esperaba algo de ellos –> un hombre consciente de su responsabilidad ante otro ser humano que lo aguarda con todo su corazón, o ante una obra inconclusa, jamás podrá tirar su vida por la borda. Conoce el por qué de su existencia y será capaz de soportar cualquier cómo
  • La causa de la muerte de muchos prisioneros, la verdadera razón, era el abandono de toda y cualquier esperanza

Después de la liberación

  • Habíamos perdido la capacidad de alegrarnos y lentamente teníamos que volver a aprenderla

Segunda parte: conceptos básicos de logoterapia

  • La logoterapia mira hacia el futuro: al sentido y los valores que la persona quiere realizar (método menos introspectivo y menos retrospectivo que el psicoanálisis). El paciente se enfrenta con el sentido de su propia vida y debe confrontar su conducta con ese sentido de la vida
  • Logos: “sentido”, “significado”, “propósito” –> sentido de la existencia humana y búsqueda de ese sentido: la primera fuerza motivante del hombre es encontrarle un sentido a su propia vida
  • La búsqueda por parte del hombre del sentido de su vida constituye una fuerza primaria. Este sentido es único y específico
  • Logoterapia: ayudar al paciente a encontrar el sentido de su vida –> activar en la conciencia de la persona el logos oculto de su existencia
  • Conciencia de que la vida esconde un sentido –> “Quien tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo” (Nietzsche)
  • Los prisioneros más aptos para la supervivencia fueron aquellos a quienes esperaba alguna persona o les apremiaba la responsabilidad de acabar una tarea o cumplir una misión
  • El bienestar psíquico precisa tensión interior entre lo que uno ha logrado y lo que le queda por conseguir: distancia entre lo que uno es y lo que debería llegar a ser
  • El hombre no necesita vivir sin tensiones (equilibrio interior, homeostasis) sino esforzarse y luchar por una meta o misión que le merezca la pena. Es más beneficioso sentir la urgencia de una misión por cumplir o el apremio del cumplimiento del deber
  • Vacío existencial: carencia del sentido de la vida –> tedio (el hastío genera más problemas que la tensión). Muchos no saben en qué emplear el tiempo libre –> intimidad vacía de sentido o de dirección

La preocupación primordial del hombre no es gozar del placer o evitar el dolor, sino buscarle un sentido a la vida

El sentido de la vida

  • El sentido de la vida difiere de un hombre a otro, y de un día a otro –> sentido concreto de la vida de un individuo en un momento determinado
  • A cada uno le está reservada una precisa misión, un cometido a cumplir
  • El hombre no debería cuestionarse sobre el sentido de la vida, sino comprender que la vida le interroga a él. Únicamente desde la responsabilidad personal se puede contestar a la vida. La esencia de la existencia consiste en responder responsablemente a las demandas que la vida le plantea en cada situación particular
  • Fuerza de la responsabilidad: “Obra como si vivieras por segunda vez y la primera vez lo hubieras hecho tan desacertadamente como estás a punto de hacerlo ahora” (imaginar que el presente ya es pasado y que ese pasado puede modificarse y enmendarse)
  • La logoterapia intenta que el paciente cobre conciencia plena de sus responsabilidades personales
  • Hombre como ser responsable y capaz de descubrir el sentido concreto de su existencia –> el sentido de la vida ha de buscarse en el mundo y no dentro del ser humano o de su propia psique
  • La auténtica meta de la existencia humana no se cifra en la denominada autorrealización. La autorrealización por sí misma no puede situarse como meta –> “autotrascendencia de la existencia”: dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo. La esencia de la existencia humana yace en su autotrascendencia
  • El hombre debe decidir cuál será el monumento de su existencia, su acción imperecedera, su “huella inmortal en la arena del tiempo”
  • Crítica al determinismo: el hombre no está absolutamente condicionado y determinado; el hombre, en última instancia, se determina a sí mismo, decide cómo será su existencia. Todo ser humano posee la libertad para cambiar a cada instante

Basado en Viktor Frankl. Editorial Herder (1979)