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Jorge Bucay fue uno de los precursores de la literatura de “autoayuda”; o al menos podríamos decir que bajo sus grandes éxitos de ventas se extendió y hasta popularizó un género que hasta entonces parecía privativo de profesionales o especialistas. Sus enseñanzas llegaron de forma masiva al público general por lo novedoso de su pensamiento y de la forma de transmitirlo. La proliferación de tantos títulos acerca de lo que hoy en día se conoce como “psicología positiva” ha derivado en mensajes que poco tienen que ver con los de Bucay, pero sí cabe pensar que tienen en el psicoterapeuta argentino a uno de sus antecesores.

Rescatamos aquí uno de sus libros, “20 pasos hacia adelante”, en el que nos ofrece algunas pautas para avanzar en el camino del crecimiento personal y la autorrealización.

Los pasos los recogemos literalmente, la breve explicación de cada uno es síntesis de INSPIRATTIO.

Paso 1: Trabaja en conocerte

Un buen conocimiento de uno mismo es indispensable para establecer vínculos constructivos con otros. El primer paso para la autorrealización empieza por conocerse, mirar hacia adentro, descubrirse, asumir la propia responsabilidad y ser fiel a uno mismo. Sólo sabiendo quiénes somos podemos aspirar a mejorar y a crecer.

Paso 2: Decide tu libertad

Libertad es la capacidad de elegir entre las distintas alternativas posibles. Ejercer la libertad implica declararse responsable, aceptando el coste de las propias decisiones. Esto conlleva dosis sólidas de valentía para no renunciar a nuestra libertad, ni siquiera en lo que consideramos asuntos menores o “cosas sin importancia”.

Paso 3: Ábrete al amor

La realización personal no existe sin la capacidad de amar y de sentirse amado. Ese amor es el sentimiento de felicidad por la mera existencia de la persona a la que amamos, y se traduce en el querer cotidiano como interés por el bienestar del otro. Abrirse al amor significa, por tanto, sentir un verdadero y honesto interés por lo que le suceda a otros.

Paso 4: Deja fluir la risa

Afrontar la vida con buen humor, no dejar de sonreír. El humor nos previene de las rigideces, del orden estricto, de tomarnos las cosas demasiado en serio, y nos hace más llevaderas las preocupaciones y las frustraciones del día a día. La risa produce endorfinas, que tienen un efecto positivo demostrado en la salud. Sonriamos aunque nos cueste, y con ello contribuiremos al “efecto multiplicador” de la sonrisa.

Paso 5: Aumenta tu capacidad de escuchar

Escuchar activamente supone empatizar con el otro, ponernos en su lugar y no tratar de imponerle nuestro discurso desde una  pretendida superioridad. Escuchar requiere tener la humildad para recibir lo que otros ven de mí que yo no veo y aprender la parte que todavía ignoramos. Escuchar es situarnos en el mismo plano que el que habla.

Paso 6: Aprende a aprender con humildad

Hay quien va por la vida creyendo que lo sabe todo y que, por tanto, nada puede aprender de los demás; hay quien no escucha a los otros porque asume que no tienen nada que enseñarle. Creer que lo sabemos todo es una actitud soberbia que limita el propio desarrollo al rechazar enriquecernos con el saber de otros. De nuevo, lo contrario precisa escuchar con humildad.

Paso 7: Sé cordial siempre

La cordialidad, la actitud alegre hacia los demás, es contagiosa. Se trata de ser amable y sacar al exterior la sonrisa interna, de generalizar el buen trato de forma indiscriminada.

Paso 8: Ordena lo interno y lo externo

Alcanzar las metas pasa por priorizar lo importante sobre lo accesorio. S. Covey, en “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, hablaba de empezar por lo primero como forma de optimizar la administración del tiempo. Se trata de actuar ante lo importante para evitar tener que reaccionar ante lo urgente. Bucay lo expone con la parábola de la vasija, las piedras y la arena.

Paso 9: Transfórmate en un buen vendedor

Ser vendedor de uno mismo, ofreciendo activamente y de forma atractiva lo que cada uno tiene para dar. Hay personas muy “comerciales” que se dan un bombo excesivo para sus méritos, denotando quizá un complejo de inferioridad inconsciente; y hay otras personas excelentes cuya humildad les impide hacerse valer como merecen, mostrar su verdadero valor. Las segundas son mucho más auténticas, pero tienen mucho que aprender de la actitud “vendedora” de las primeras.

Paso 10: Elige buenas compañías

El camino del desarrollo personal será siempre más grato si tenemos cerca a los que queremos y nos quieren. El ritmo de vida tan acelerado que llevamos nos mantiene fuera del presente y muchas veces nos aleja de las personas que apreciamos: por no perdernos nada, nos perdemos el placer de compartir momentos de calidad con los amigos. Elijamos a nuestros compañeros, cuidemos nuestras relaciones; ellos son lo más importante.

Paso 11: Actualiza lo que sabes sin prejuicios

Actualizar lo que sabemos implica poner al día nuestros conocimientos: revisar, descartar, descubrir, completar y mejorar lo que hasta ahora hemos dado por hecho. Bueno es querer aprender algo nuevo, expandirnos hacia nuevos ámbitos o inquietudes; pero conviene volver de vez en cuando sobre lo sabido. Es absurdo hacer siempre lo mismo y pretender que el resultado sea diferente.

Paso 12: Sé creativo

Hacer algo distinto, novedoso, único, personal, construir desde la creatividad, nos pone en la ruta del crecimiento personal. Olvidemos la meta y disfrutemos del camino, descubriendo aspectos nuevos y diferentes, desde la curiosidad y la originalidad.

Paso 13: Aprovecha el tiempo

Actuar desde el presente, vivir intensamente en el aquí y el ahora. Recordemos la parábola del “banco del tiempo” que no acumula saldos en cuenta de un día para otro y  de los 86.400 segundos que nos regala cada día. No hay depósito posible, la pérdida es inevitable; así que es nuestra responsabilidad “invertir” ese tiempo de la forma más provechosa que podamos en lugar de malgastarlo en lamentos por el pasado o preocupaciones por el futuro.

Paso 14: Evita las adicciones y los apegos

De vez en cuando conviene hacer un alto en el camino y revisar el equipaje. Nos daremos cuenta de que hay cosas que ya no tenemos por qué llevar pero que seguimos cargando sólo porque alguna vez nos fueron útiles, porque alguien nos pidió que las lleváramos, porque nos costó mucho alcanzarlas o simplemente por si acaso. Ese peso dificulta nuestra marcha. Cultivemos el desapego, el minimalismo, y soltemos lastre de posesiones materiales, relaciones, actitudes, etc., que ya no nos compensa cargar.

Paso 15: Corre solamente riesgos evaluados

A veces nos dejamos embaucar por una codicia que nos lleva a arriesgar las cosas más importantes a costa de atender las menos valiosas, confundiendo el medio con el fin. No hay vida plena sin riesgos, pero seamos conscientes de las conductas cuyas consecuencias posibles no compensen el daño al que nos exponemos.

Paso 16: Aprende a negociar lo imprescindible

Evitemos trasladar a las relaciones personales el significado mercantilista del verbo “negociar”, tan manido en estos tiempos. Dejemos la negociación para los negocios, los litigios, los conflictos. Los vínculos de amistad, familia y pareja no deberían medirse por lo que somos capaces de ceder, sino por lo que somos capaces de compartir. Ofrezcamos lo que tenemos desde la generosidad, por el propio placer de dar.

Paso 17: Iguala sin competir

Si bien cierto grado de competitividad es inherente al desempeño profesional y social, el desarrollo personal requiere contar con los que han quedado rezagados: igualar “hacia arriba”, en la ayuda solidaria, y no “hacia abajo”, desde una competitividad malsana. La tendencia innata a la comparación con otros puede limitarse al ámbito del deporte (y siempre desde el “fair play”). Cambiando una sílaba transformamos “competir” en “compartir”. Busquemos crecer sin rivalidades, sin enfrentamientos “gano/pierdes”. Se trata de volvernos más competentes pero menos competitivos.

Paso 18: No temas al fracaso

La educación que recibimos desde pequeños, y la que damos como sociedad a los hijos, condena el error y denosta el fracaso. Presionamos a los niños con la exigencia de acertar, y de esa manera coartamos su aprendizaje. El crecimiento personal sólo puede darse desde la experiencia de vivir y equivocarse. Sólo se puede aprender desde el error: la frustración es el comienzo del aprendizaje, por lo que experimentar y equivocarse es en realidad una parte fundamental del proceso de desarrollo. No hay mayor fracaso que el fracaso de no intentarlo. El único fracaso real es aquel del que no aprendemos nada.

Paso 19: Vuelve a empezar

Una vez que hemos experimentado el error como fuente de aprendizaje, es importante tener la perseverancia y el coraje de volver a empezar. Se trata de empezar de nuevo, en lugar de otra vez, rescatando de la experiencia anterior lo aprendido al equivocarnos. Volver hacia atrás hacia el lugar donde erramos el rumbo o al punto desde el que comienza el camino. Por dura que haya sido la experiencia, siempre es posible volver a empezar.

Paso 20: No dudes del resultado final

Confiar en nosotros mismos, en nuestras posibilidades, nos hará confiar en el resultado final. Se trata de sabernos capaces, de adoptar una mentalidad positiva que nos fortalezca y nos motive a la consecución de nuestras metas. Cualquiera puede lograr lo que ansía si abandona la urgencia y persevera, actuando en consonancia con el deseo. Eso sí, hemos de aprender a lidiar con la ansiedad y a darle a las cosas el tiempo que necesitan. La certeza del resultado final nos dará la fuerza y la motivación para hacer, para avanzar, para insistir, para valorar el camino recorrido y para seguir peleando por aquello en lo que creemos.

Basado en Jorge Bucay. 20 pasos hacia adelante. Editorial Nuevo Extremo (2007)